12 junio 2007

LA REGENTA, Gullón

Gullón , Germán. La novela como acto imaginativo. Ed. Taurus. 1983. Madrid.

“Diseño, estructura, tensión”

- La imaginación creadora diseña un mundo jerarquizado para mostrar que ningún orden social, político o religioso es capaz de dominar al instinto, sea natural (Ana), o contrahecho (Álvaro).
- Sitúa a los protagonistas en una posición privilegiada dentro de los órdenes socia y vital. La señora de Quintanar, además de la Regenta, pasa por ser mayor belleza de la ciudad; De Pas, adversario de Mesía en el triángulo amoroso en cuyo vértice está la de Ozores, confiesa a la crema y nata de la sociedad vetustense y ostenta el poder eclesiástico de la diócesis. Mesía dirige el partido liberal y preside la junta directiva del Casino; su orgullo reside en la fama de ser el primer donjuán del territorio. El esposo de Ana, Víctor Quintanar, figura en la historia como un ex, marido y Regente, actúa de contrapunto; sujeto carente de voluntad que vegeta contento en los pliegues de la estancada sociedad provinciana, hurtando el bulto a cualquier brote de vitalidad.
- UBICACIÓN DE LOS TRES PERSONAJES PRINCIPALES EN UN PLANO DE SUPERIORIDAD HIPERBÓLICA, exagerada, recuerda la de las figuras en las novelas románticas. Salva semejante impropiedad el hecho de que tras ellos descubra el lector arquetipos paralelos (el de don Juan, el del sacerdote lascivo, el del bovarismo) que si no les añaden vida, sí les prestan literaturidad, su tipicidad suple lo que les falta de autonomía individual.
- El Magistral contrasta con Glocester, el canónigo deforme, su enemigo; vistos juntos, la deformidad del Arcediano contribuye a destacar la figura de aquél.
- La intención del autor, según se deduce del texto, fue presentar los poderes reales en simbiosis y conflicto, juntos y soterradamente enfrentándose. En este sentido la pugna Mesía-de Pas por el corazón – y el cuerpo- de una mujer es emblemática de la disputa político-social entre el liberal y el tradicionalista.
- Por encima de la autoridad eclesiástica se da alta en la novela el respeto al status social, vigente entre los personajes y censurado indirectamente por el narrador. Solamente los custodios del orden, como el Marqués (que abusa de su situación y de su riqueza, tratando como señor feudal a las mujeres de sus pueblos), o el Magistral (amo y señor de la administración de justicia eclesiástica) se permiten una subversión frontal de las reglas.
- MAGISTRAL, ÁVIDO ACUMULADOR DE PODER

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